En SmartMakings nos gusta la música, de seguro ¡tanto como a ti! El 22 de diciembre celebramos el Día Internacional del Músico, pero ¿de dónde viene nuestra pasión por la música?

 

El oído es el primer sentido que se desarrolla. A los 3 meses de gestación ya escuchábamos el corazón de nuestra madre latir, y a partir de este momento, los sonidos han sido un importante estímulo en nuestras vidas. Por lo tanto, no resulta extraño que la música pueda traernos tan grandes beneficios:

Antes de leer o de realizar una tarea que requiera de concentración se aconseja escuchar música. Se recomienda hacerlo con pistas instrumentales, ya que distraen mucho menos que las interpretaciones vocales. 

Según las investigación más recientes en el campo, la música clásica, la barroca y el jazz son especialmente recomendadas, ya que el orden especifico  de sus periodos estimula la actividad cerebral. Este orden incluye repeticiones y cambios, y por ese motivo, los expertos recomiendan que estos patrones sólo se repitan una vez cuando el propósito es favorecer la concentración. 

Escuchar nuevamente estos patrones antes de presentar un examen o evaluación, puede ayudar a recordar con mayor facilidad lo estudiado porque la música estimula la memoria.

Más allá de ducharte mientras cantas tu canción favorita, se trata de emplear la música en tu día a día como terapia antiestrés, incluso antidepresiva. 

Numerosas investigaciones lo han confirmado, al escuchar música ambos hemisferios del cerebro se activan y se libera dopamina, un neurotransmisor asociado con el aprendizaje, la memoria, la concentración y el movimiento. 

El simple hecho de escuchar música puede ayudarte a lidiar con la fatiga, te ayuda a motivarte para realizar esas tareas que te resultan tediosas o aburridas. 

Cantar y bailar al ritmo de la música favorece la capacidad de procesar información. Se activará tu lado más creativo e imaginativo, y es probable que logres encontrar soluciones alternativas a tus problemas cotidianos. 

Quienes recibieron educación musical durante sus primeros años de vida llevan una ventaja importante sobre quienes no la tuvieron. Los niños y niñas que saben tocar un instrumento musical demuestran tener mejores habilidades motrices, dominio de un mayor vocabulario, y más facilidad para resolver problemas matemáticos.  

La música ayuda a socializar. Durante un baile o espectáculo musical parece más fácil interactuar con nuevas personas, sucede que la música genera un efecto de alegría y buen humor que ayuda a vencer la timidez. 

El lenguaje de la música es universal, y escucharla, nos permite experimentar una amplia gama de sentimientos. No en vano, se asocia la música con el amor, siendo la perfecta compañera y cómplice de muchos enamorados. 

Para aprender a tocar un instrumento musical, o bien, entrenar la voz para cantar, se requiere de perseverancia y esfuerzo. Lograrlo favorece la autoestima y confianza, el efecto es mejor si se comparten los logros familiares, amigos y conocidos, por ejemplo, participando en un recital o presentación musical. 

Este proceso de aprendizaje permite desarrollar una mayor sensibilidad y empatía. La persona será capaz de ponerse en el lugar de otros, valorando sus habilidades, esfuerzos y progresos. 

Tras este listado, es probable que ya no necesites más razones para escuchar música a diario, aunque si fuera el caso… Al final de este artículo encontrarás un listado de instituciones dedicadas a estudiar los efectos de la música en el organismo y su relación con el aprendizaje. Todos estos se suman a las ventajas desarrollo de la inteligencia musical, la cual, como cualquier otro tipo de inteligencia, puede entrenarse y perfeccionarse. el desarrollo, de esta inteligencia crea la facilidad de tocar instrumentas, leer y componer piezas musicales, etc. 

Para más información: Brain, Music and Sound (BRAMS), Educational Technology and Mobile Learning, News Medical

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